viernes, 19 de diciembre de 2014

"...que el mismo Licurgo, no pudiera dar mejor sentencia que la que el gran Panza ha dado"(3)



Tercera  parte del comentario al capítulo 2.51 del Quijote, publicado en "La acequia", en la entrada titulada "Muchas cosas y anuncio de cambios"correspondiente al día 27 de mayo de 2010.

La carta es celebrada como discreta por los que asisten a su lectura y Sancho Panza, que había estado muy atento, me pide que entre en su estancia y escriba, al dictado, la carta respuesta a su señor don Quijote. Veamos, pues, su contenido:

El señor gobernador no tiene tiempo de rascarse la cabeza, ni de cortarse las uñas que ya tiene crecidas. Dice esto para que el señor de su alma no se espante de la tardanza en dar aviso de su bien o mal en el gobierno. Y recalca que ahora tiene más hambre que antes, cuando iban los dos por esos campos y caminos de Dios.

El señor duque le avisó de la presencia, en la ínsula, de unos espías que deseaban matarlo. Hasta agora no ha descubierto otro asesino que cierto doctor asalariado, el llamado Pedro Recio, natural de Tirteafuera, que con ese nombre…Yo ya sé quién inventó el nombre y el topónimo, mas a callar tocan…A lo que íbamos, se queja de las recias medecinas: dieta y más dieta.

El señor gobernador pensaba comer calentito y beber fresquito, no al revés. Dormiría sobre plumas, entre delicadas sábanas. Y a lo que ha venido es a hacer penitencia, como ermitaño.

Hasta ahora ni derecho, ni cohecho, que no ha visto un solo maravedí.

Anoche, en la ronda nocturna, topa con una hermosa doncella acompañada de su hermano, aquellos disfrazados de varón y de mujer. El maestresala se enamora de la moza y Sancho escoge al mozo para yerno. Se lo pedirán al padre de los disfrazados, don Diego de la Llana. No saben cómo se las gasta tal hidalgo.

El señor gobernador cumple con lo que le han dicho. Visita las plazas y echa el guante a una tendera que vendía avellanas nuevas mezcladas con otras, vejas y podridas. Sentencia que den los frutos a los niños de la doctrina, pobres huerfanitos, que sabrán distinguirlas, menudas hambres pasan las creaturas. También sentencia que la avellanera no entre en la plaza, durante quince días. Fue valeroso, dicen.

Es de la opinión, nuestro gobernador, que no hay gente más mala que las placeras, desalmadas, desvergonzadas, atrevidas…Bueno, bueno, no es para tanto…otras, y otros, peores hay, creo yo.

Procurará mostrarse agradecido por la carta y los presentes de la duquesa a su mujer. A su tiempo lo verá. Y no querría que don Quijote se enojara con los duques, que eso redundaría en su daño. Al señorito también le toca ser agradecido.

Lo del gateado no lo entiende, pero como ya conoce a su señor, supone que será cosa de encantadores.

Le gustaría enviarle algo pero como no sean cañutos para las vejigas que usan las mojigangas para zurrar…menuda industria.

Si le escribe Teresa Panza, le pide que pague el porte y le mande la carta, que ansía tener nuevas de su casa y familia.

Desea que Dios libre a don Quijote de los malandrines encantadores. Y que a él le saque con bien y en paz del gobierno, de lo cual tiene dudas, que tal y como le trata el galeno…

Cierro la carta y despacho el correo. Los burladores se juntan para ver cómo despacharlo del gobierno y Sancho pasa la tarde pariendo ordenanza tras ordenanza, sin descansar. Los regatones, los bastimentos, el vino con lugar declarado, el vino sin aguar, ojo, el precio del calzado, los salarios de los criados, los cantares lascivos de los ciegos, los ciegos fingidos, los mancos fingidos, los llagados falsos…Ordenó tanto y tan bueno que todavía se nombran y se guardan hoy aquellas “Las constituciones del gran gobernador Sancho Panza”.

Se despide de vuestra merced este vizcaíno que nunca diría eso que Cervantes pone en boca de un paisano mío, en la comedia “La casa de los celos”:


“Bien es que sepas de yo buenos que consejos doy, que por Juangaicoa soy vizcaino, burro no. “

Un abrazo de María Ángeles Merino


Copiado de "La arañita campeña", entrada con el mismo título.

http://aranitacampena.blogspot.com.es/2010/05/que-el-mismo-licurgo-no-pudiera-dar_31.html

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