viernes, 29 de mayo de 2015

"...si no fuese contra caridad, diría que nunca sane don Quijote, porque con su salud no solamente perdemos sus gracias, sino las de Sancho Panza..."


¡Qué poquito queda!

Primera parte del comentario al capítulo 2,65 del Quijote, publicado en "La acequia", en la entrada titulada "Cierre de historias para iniciar el regreso a casa", correspondiente al día 2 de septiembre de 2010.

"Donde se da noticia quién era el de la Blanca Luna, con la libertad de Don Gregorio, y de otros sucesos"

Don Antonio, el guasón de don Antonio, está “que no se le cuece el pan”. No para hasta saber quién demonios ese otro “caballero andante”, el que ha vencido a don Quijote. Y ¿quién ha tenido la ocurrencia de dar continuación a su broma? ¡Le ha salido un competidor! ¿Será posible?

El uno va detrás del otro, con el inevitable cortejo de chiquillos, hasta llegar a un mesón, donde un escudero recibe al de la Luna, para desarmarlo. O mejor desarmarle, al estilo cervantino que prefiere el “le” al “lo”.

El de la Blanca Luna se da cuenta de la persecución y piensa que aquel caballero trata de conocer su identidad. No hay problema, tiene el discurso preparado.

Se presenta como bachiller Sansón Carrasco, paisano de don Quijote, de cuya “locura y sandez” tienen lástima todos los que le conocen. Él piensa que en la aldea, en el reposo con los suyos, está el remedio a sus males. Y si le sigue es para obligarle a volver a su tierra.

Cuenta que le sale al camino como “Caballero de los Espejos”, hace ya tres meses, con intención de pelear con él, sin hacerle pupa, pactando que el vencido obedeciese al vencedor. Una vez vencido, el de los Espejos le pediría que volviese a su lugar y no saliese en un año; mas la suerte se tuerce y es don Quijote quien vence, en aquella ocasión, haciéndole caer del caballo.


"...habrá tres meses que le salí al camino como caballero andante, llamándome el Caballero de los Espejos"

Molido y corrido, vuelve a su pueblo el de los Espejos; mas no se le quitan las ganas de regresar y rendir a don Quijote. Y así lo hace, como don Antonio ha visto, en la playa de Barcelona.


"...pero no por esto se me quitó el deseo de volver a buscarle y a vencerle, como hoy se ha visto" Cuadro de Ana Queral.

Suplica el de la Luna que no le descubra ni diga nada a don Quijote, para que pueda recobrar el juicio y librarse de sandeces caballerescas.

Para don Antonio, don Quijote sólo es un “gracioso loco” y reprocha a Carrasco su deseo de des-locarle, puesto que interesa más loco que cuerdo. Además, no se esfuerce, que no va a poder con un loco tan loco. Y se queda con ganas de decir la mayor burrada: que no sane nunca porque nos perdemos sus gracias... y las de Sancho que son tan grandiosas que curan la "depre" . Y después de haber largado todo , dice que se calla.

Carrasco tiene fe en el éxito de su empresa, se despide de don Antonio y sus ofrecimientos y vuelve a su patria.


"...se salió de la ciudad aquel mismo día y se volvió a su patria..."


Corre Moreno a contar esto al virrey, que no recibe ningún gusto de la noticia. ¡Nos quitan el juguete!

Don Quijote está seis días en el lecho , tristísimo, dando vueltas a su derrota. Sancho, a su cabecera, le consuela e intenta hacerle ver el lado bueno de su fracaso. Sin costillas rotas y sin necesidad de médico, que su enfermedad es del alma, especialidad no incluida en la medicina del XVII. Y tras desgranar un par de refranes, le anima a dejarse de aventuras y volver a casa.

Pero, de golpe y porrazo, al sensato escudero vuelve a la locura y se lamenta de sus esperanzas vueltas en humo. Ya no va a poder ser conde si don Quijote abandona la caballería y desperdicia la ocasión de ser rey. ¡Rey! ¿Cree Sancho Panza ese grandísimo disparate? ¿O está tratando de localizar la tecla que, pulsándola, saque a su señor de ese pozo en que está metido?

Efectivamente, la ocurrencia de Sancho consigue espabilar a su decaído señor, que le manda callar y le asegura que, a la vuelta de un año, volverá y no les faltará ni reinado ni condado. El escudero, que no soporta ver así a don Alonso, respira momentáneamente aliviado. Dios lo oiga... y encaja el refrán ese de “más vale buena esperanza que ruin posesión”.

En esto están, cuando entra don Antonio anunciando la llegada de don Gregorio y el renegado

(Sigue)


Un abrazo de María Ángeles Merino para los que pasáis por aquí.

Copiado de "La arañita campeña", de la entrada con el mismo título.
http://aranitacampena.blogspot.com.es/2010/09/si-no-fuese-contra-caridad-diria-que.html

"Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo, y yo el más desdichado caballero de la tierra"

 
 
 
Don Quijote sale de mañana, “con la fresca”, a pasear por la playa, con toda la chatarrería encima y el romancero a cuestas. Porque sus arreos son las armas, su descanso el pelear…


"Y una mañana, saliendo don Quijote a pasearse por la playa armado de todas sus armas"

Ve venir un caballero, tan armado como él. Lleva, en el escudo una luna resplandeciente. En alta voz, se dirige al “insigne caballero y jamás como se debe alabado don Quijote de la Mancha”. Sólo un caballero andante habla así, desde que estuvo con aquel de los Espejos no había topado con ninguno.
 

"vio venir hacia él un caballero... que en el escudo traía pintada una luna resplandeciente..."

Se presenta como “Caballero de la Blanca Luna” y le reta a pelear y probar la fuerza de su brazo. Y le pide que confiese que una desconocida dama de ese desconocido caballero es más hermosa que su Dulcinea del Toboso. ¡Qué atrevimiento!


"Vengo a contender contigo y a probar la fuerza de tus brazos"

Si confiesa tal barbaridad, salvará la vida y evitará trabajo a su matador. ¿Pero qué dice este majadero?

Que si don Quijote se decide a pelear y es vencido, habrá de retirarse a su lugar, durante un año, sin echar mano a la espada, porque así conviene a su hacienda y su alma. ¿Quién se cree que es para darle consejos? ¡Un año con los pantuflos puestos!

Que si don Quijote vence, queda a su disposición cabeza, armas, caballo y fama. Ha de elegir y responder, antes de acabar el día.

Don Quijote atónito, responde con serenidad y firmeza. Se dirige al de la Blanca Luna, cuyas hazañas desconoce, para replicarle. Jamás ha visto a Dulcinea, si la hubiera visto, no se arriesgaría, su vista se lo hubiera dejado claro: no la hay más bella. ¡Ay, don Quijote, si vuestra merced tampoco la ha visto!…De acuerdo, me callo.


Esta es la Dulcinea de la Plaza de España, en Madrid.
"...yo osaré jurar que jamás habéis visto a la ilustre Dulcinea"

Acepta el desafío con todas las condiciones, excepto lo del traspaso de la fama del vencido al vencedor. Don Quijote tiene bastante con la suya y no le interesa la que haya podido adquirir ese perfecto desconocido.

Vaya tomando la parte del campo que quiera y adelante.

Desde la ciudad descubren al de la Blanca Luna hablando con el de la Mancha y se lo cuentan al virrey, el cual piensa que es una aventura nueva, de de esas fabricadas por don Antonio. Con éste y otros muchos, sale a la playa y llega a tiempo de ver a don Quijote volver las riendas.

Ve el virrey la inminencia del encuentro, se pone en medio y les pregunta la causa de tan improvisada batalla. El de la luna le responde que es “precedencia de hermosura” y le explica el caso y las condiciones pactadas.

Pregunta el virrey a don Antonio si sabe quién es el contendiente y si hay alguna burla por medio. Se queda perplejo: ni le conoce ni sabe nada de ese desafío. Duda en dejar pasar adelante la batalla, pero se persuade a sí mismo que no puede ser otra cosa distinta a burlas. Da su licencia: “a la mano de Dios, y dense”. Tanto el de la luna como el de la Mancha se lo agradecen cortés y discretamente, cómo no.

Don Quijote se encomienda al cielo y a su Dulcinea. Sin que haya nadie que les dé señal de arremeter, van al encuentro el uno del otro. El de la Blanca Luna es más ligero y alcanza pronto a don Quijote. Le embiste con tal fuerza que da con Rocinante y le tira al suelo, aunque lleva la lanza levantada y no quiere herirlo.


pacoblanco.com/escritores/cervantes/obracerv.htm

"el de la Blanca Luna, llegó a don Quijote a dos tercios andados de la carrera , y allí le encontró con tan poderosa fuerza, sin tocarle con la lanza."

Le pone la lanza sobre la visera y don Quijote ha de cumplir las condiciones del desafío. Molido, aturdido, sin alzarse la visera, habla como “dentro de una tumba”.

Y nuestro héroe proclama que “Dulcinea del Toboso es la más hermosa mujer del mundo”. Y él, “el más desdichado caballero de la tierra”. Pide a su rival que le quite la vida puesto que le ha quitado la honra; mas el de la Luna no hará eso sino que dará vivas a la fama de la hermosa. Se contenta con que don Quijote se retire a su lugar un año o lo que le mandase.

Esta es la ropa de estar por casa de don Quijote, la que ha de ponerse pronto porque "solo me contento con que el gran don Quijote se retire a su lugar un año"


Todos los presentes oyen como don Quijote responde que cumplirá como caballero, sin perjudicar a Dulcinea.¡Viva don Quijote!

El de la Blanca Luna vuelve las riendas, saluda con la cabeza al virrey y entra en la ciudad. Manda éste que vayan tras él y se enteren de su identidad.

Levantan a don Quijote, descolorido y sudoroso. Rocinante, malparado, no se puede mover.

Sancho, triste, no sabe qué decir ni hacer. Le parece que está viviendo en sueños toda esa representación. Su señor obligado a no tomar armas y sus promesas deshechas como humo. Vuelve a la realidad y, ahora, lo que teme es si quedará lisiado Rocinante y dislocado su amo. Bueno, no será mala cosa si le "deslocan" y le quitan la locura.

Llevan a don Quijote a la ciudad, en una silla de manos, por orden del virrey; el cual se queda con gran deseo de saber quién es el que ha dejado así a don Quijote.

Un abrazo para todos de María Ángeles Merino.

Copiado de "La arañita campeña", de la entrada con el mismo título.
http://aranitacampena.blogspot.com.es/2010/08/dulcinea-del-toboso-es-la-mas-hermosa.HTML

jueves, 28 de mayo de 2015

"...que él le sacaría a pesar de toda la morisma, como había hecho don Gaiferos a su esposa Melisendra "



 "...que él le sacaría a pesar de toda la morisma, como había hecho don Gaiferos a su esposa Melisendra "Cuadro de Ana Queral.

Primera parte del comentario al capítulo 2,64 del Quijote, publicado en "La acequia", en la entrada titulada "El final de la aventura", correspondiente al día 26 de agosto de 2010.


Que trata de la aventura que más pesadumbre dio a don Quijote de cuantas hasta entonces le habían sucedido

Estaba comenzando el comentario al capítulo 2.64, hay que ver qué poco nos queda, cuando aparece Ana Félix otra vez; la morisca cristiana, arráez que fue de un bergantín corsario, la que nos contó sus cuitas , en el capítulo anterior. Le pido que abrevie, puesto que el título me inquieta, dice “que trata de la aventura que más pesadumbre dio a don Quijote”.

No tenga pesadumbre vuestra merced, que mi intervención en este capítulo no es extensa.

Grandísimo contento recibe la mujer de don Antonio Moreno de verme en su casa. ¡Cuán enjundiosas van a ser las pláticas, en su estrado! ¡Cómo van a holgarse sus amigas, ávidas de novedades! Muchos acuden a verme, a comprobar si soy tan bella y tan discreta como dice mi anfitriona. A alguna envidiosilla, un tanto fea, oigo decir que no es tanta mi hermosura…



"...toda la gente de la ciudad, como a campana tañida , venían a verla."

Don Alonso Quijano, pacífico hidalgo natural de mi manchego lugar, ahora se hace llamar ¡don Quijote de la Mancha! y dice que es un caballero andante, como los de antaño. Y no le convence el plan propuesto para liberar a mi Gregorio, no. Afirma que si le ponen a él, en Berbería, armado y a caballo, sacará a mi chico de allí y que rabien los moros. Como don Gaiferos liberó a Melisendra, dice. Eso lo vi yo en un teatrillo de títeres ambulante que, cierta vez, pasó por mi pueblo. Este don Alonso está listo para un asilo de alienados.

Mi vecino Sancho Panza, que ahora le sirve de escudero, le advierte de que ese señor sacó a su esposa por tierra y la llevó a Francia, también por tierra. Pero, si sacamos a Gregorio, no podemos traerle porque tropezamos con la mar. Para don Quijote eso no es ningún problema, que haya un barco esperando y, a su tiempo, embarcarán de vuelta él y mi chico, con sus velos de morita.


"...pues está la mar en medio."

Sancho se fía del renegado, que le parece buen hombre. Yo sé que lo es. Mi vecino no parece confiar mucho en su amo.

Don Antonio dice que si fracasa, se pondrían medios para que don Quijote fuera tan ricamente a Berbería. Me dio la impresión de que aguantaba la risa y no digamos sus amigos.

Dos días después, parte el renegado en un ligero barco, con una aguerrida chusma, de esa que nada teme, a fuerza de haber sorteado los mayores peligros. El que no es tuerto, lleva una pata de palo o señales de algún hierro candente.


"De allí a dos días partió el renegado en un ligero barco..."

El general pide al virrey le tenga informado de lo que sucediese en la libertad de mi Gregorio. Asimismo desea saber las novedades en torno a mi humilde persona. No entiendo tanta curiosidad por la cuitada Ana Félix.

Me despido. Váyase presto con don Quijote a la marina, que va para allá con todas sus armas y recitando romances.


"Y una mañana, saliendo don Quijote a pasearse por la playa..."

Vamos al encuentro...


Un abrazo de María Ángeles Merino para todos los que pasáis por aquí.

Copiado de "La arañita campeña", de la entrada con el mismo título.
http://aranitacampena.blogspot.com.es/2010/08/que-el-le-sacaria-pesar-de-toda-la.HTML